Jaime I logró hacerse con el rahal árabe de Benimàmet (llamado por los musulmanes Benimahabet o Benimabet) al poco de conseguir la rendición de Paterna mediante pacto o capitulación sin ningún tipo de resistencia. Los moros de ambos lugares se entregaron sin resistencia a cambio de que se les permitiera seguir viviendo aquí como hasta entonces y según sus costumbres y creencias.
Reintrodujo el rey el cristianismo en Benimàmet y mandó erigir una ermita a la Virgen de la Soledad, llegando a ser Patrona de Benimàmet. Sigue leyendo